Es fácil suponer el impacto psicológico en una pareja cuando
conocen que tienen un problema de infertilidad. Ante el deseo de tener un hijo,
la mayoría de las personas tienen la creencia de que cuando lo intenten lo van
a conseguir de manera natural, porque usualmente así ocurre. Por tanto, cuando
la pareja se enfrenta a este problema, aparecen reacciones de sorpresa,
desconcierto y cierta frustración por no poder llegar a conseguir el deseo de
ser padres. Pero dicho impacto, no es igual en todas las personas, en las
diferentes parejas ni en las diferentes fases por las que se va pasando a lo
largo del proceso. De hecho, en nuestra experiencia, la mayoría de las personas
presentan un buen nivel de ajuste emocional y disponen de recursos adaptativos
adecuados para afrontar el problema y el posible tratamiento, por lo que
no tendrían las dificultades psicológicas que presentan otras personas. Este
último grupo es el más vulnerable al impacto psicológico y el que requiere
apoyo psicológico. Nosotros, en Vidafer, realizamos un cuestionario avalado
internacionalmente para seleccionar este grupo de pacientes.